Podía ser peor

Por suerte Francia me devolvió algo de la alegría que me había quitado Lehman y sus putas manos. Pero más allá de la injusta despedida del mundial, los cuartos dejaron las cosas más o menos en su sitio:

Inglaterra-Portugal: merecido premio para Inglaterra, que jugó a muy alto nivel los primeros 15 minutos del mundial y a partir de ahí se estorbaron hasta despedirse. Gran lección para Erickson, que se preocupó más en asegurarse su bunker en el carísimo balneario de Baden-Baden que en buscar un creador de fútbol. En resumen, horrible equipo que no pudo siquiera ganarle con oficio a una selección que se ha caracterizado siempre por perder. Beckham vuelve a la Vogue y Roonie a las trompadas en los bares. Lástima por Owen.

Italia-Ucrania: las mañas del equipo más asqueroso de cada mundial sacó del medio a esta murga rusita que ni tendría que haber pasado la primera fase.

Brasil-Francia: el mejor jugador del mundo de la última década redujo a Brasil a lo que era (y a lo que es muchas veces), un equipito sin alma que está demasiado acostumbrado a que le toquen selecciones amateurs en primera ronda y que por sólo tener muchos "inhos" medio mundo los adora, les tiene pánico, los árbitros hacen la vista gorda y a la prensa se le moja el culo. Justicia para un equipo apenas con tres grandes jugadores, Dida, Ronaldo y Kaká, y para Ronaldinho, que no llega ni a ser Ballack. Y ahora, con Francia hasta la muerte.

Argentina-Alemania: Nunca me comí lo de campeón moral, no lo fue en EEUU 94 (tácticamente horrible en el medio campo) ni en Francia 98 (nenes de pelo corto para que no se enoje el celador) ni en Corea/Japón 02 (300 km/h y centro), pero este año cómo duele haber desperdiciado un equipo campeón. Cómo duele que haya sido justo Pekerman el que más se equivocó. No se vaya, José, por muchas cosas y por amor de dios.

Y si no le alcanza, no se vaya para evitar cualquier combinación trasnochada que pueda colocar a Maradona en la selección. No, José, que no podemos esperar 8 años más.