Telegrama de despido

Al finalizar el encuentro, el entrenador checo corre desesperado para que Marcelo Lippi no se vaya sin saludarlo, cuando en todo el partido no se le movió un pelo.
Fue la imagen más decepcionante que pude haber visto en un Mundial, propia de un profesionalismo mal entendido en el que perder es una opción.
Sepa señor Bruckner que no habrá otra vez. Había que ganar y ud. no hizo nada para conseguirlo.
Tristeza gigante.
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