Una página negra se ha escrito

Una tristeza incontenible abordó esta tarde a todos los aficionados de Costa de Marfil en Munich, y no es para menos, el partido contra Holanda se jugaba en Stuttgart. Por culpa de Embole Éh, guía del grupo, que anoche estuvo hasta las tantas con unas alemanas que se hacían las tontas, cuarenta y ocho hinchas esperaron en vano que Embole los pasara a buscar por el McDonalds.

Ahí se los encontró un servidor, entre lágrimas, empleados del mes y danger wet floor. Para consolar tamaña tragedia, decidimos ver el partido hermanados, y por cada tiro al arco de los Elefantes, prometimos una ronda de cocacolas grandes para todos y una sopapa con el logo de Bien Ahí Mundial. Nos salió carísimo y se nos acabó el stock de merchandising.

Compartir el segundo tiempo con ellos me hizo llegar a dos conclusiones esclarecedoras: es muy llorón el costamarfileño en estado de impotencia y es mentira que manchen si uno los toca.

Terminó el partido y se nos quedó atragantada la rabia de ver tanto peloteo, toque y tiro africano ante el ex buen equipo de Holanda, a quien Yayá Rosí no dudó en rebautizar como La Naranja Analógica, por lo de pedir la hora seguramente.

Querido Coté d’Ivory, te extrañará el mundo entero y si no fuera porque tengo que seguir cumpliendo a rajatabla con mi labor, me iría con ustedes a su seguramente bellísimo país; y lo que es a ti, Bombón Tumbé, te salvaste porque me agarraste sin bañar.

Injusticia, esta nos la quedás debiendo!