Living popular

Qué lindo es ver un partido de Argentina entre argentinos con sentido del humor. Más todavía si eso sucede estando en otro país.

Veníamos de haber dormido la noche anterior en la playa, en carpa, tocado la guitarra, comido choripanes y alguna morcillita y agarrado flor de tranca la mayoría. Para alivianar la resaca, todo el día abajo de un sol criminal.

Así fuimos llegando al living mundialista, entredormidos, estorbandonos y brillantes de cremita contra la insolación. Martín puso la camiseta sobre el televisor (que evidentemente ha encontrado otro lugar por donde disipar el calor), ordenamos con pulcritud los lugares de cada quién y nos acomodamos casi que para dormir la siesta. Pero bastó una imagen del estadio y ya llegó la primera cerveza. Pum para arriba.

Después fue un concierto de alaridos y comentarios de toda índole, como siempre.

- Dale Lavolpe que ya te enfocaron
- Empezamos mal, eh?
- No pasa nada
- Andá Marrrquez, muerto, seguí bajándote en Collblanc (la parada del Barça)
- Subí, Scaloni
- Vamos, Crespito, eso es una uña
- Bien Ayala
- Dale, Crespito... goooo... no se paren boludos que no se ve
- No empiecen a pedir a Messi
- Poné a Messi
- Subí, Scaloni
- Heinze, no te podés rascar la chaucha justo ahí
- Bien, Ayala
- Que entre Kempes
- Ahora no, Scaloni, bajá
- Bien fajado
- Vamos, Saviolita, a Borghetti a Borghetti
- No se la des a Heinze
- Corré, Berrrti
- Vamos, Román, escupa y echeló

Y así hasta que Maxi nos dejó sin palabras.